miércoles, 23 de abril de 2008

Prevención de la obesidad infantil

La obesidad es considerada en la actualidad como una epidemia mundial tanto en adultos, como en niños y adolescentes. Estudios recientes realizados en distintos países demuestran que entre un 5% y 10% de los niños en edad escolar son obesos, mientras que en los adolescentes a proporción aumenta hasta situarse en la orden del 10% y 20%. Las tasas más altas se observan en EE.UU. y Europa, pero la tendencia de incremento es bastante generalizada en países tan diversos como Brasil y China.
La tendencia al aumento de la obesidad nos niños podría ser el resultado de cambios culturales y ambientales relacionados con la inactividad física en las sociedades modernas y se considera que los riesgos están más relacionados con circunstancias externas que personales o genéticas. Muchas de las complicaciones metabólicas y cardiovasculares y algunas formas de cáncer asociadas con la obesidad del adulto tienen su comienzo en la infancia, por lo tanto la comprensión de las relaciones entre la obesidad del niño o adolescente y la del adulto es valiosa para tratar de implementar medidas adecuadas para su tratamiento y prevención.
Además, diversos estudios demostraron que los niños y adolescentes obesos tienen una mayor prevalencia de trastornos psicológicos y psiquiátricos, estos se dan más en mujeres y aumentan con la edad. En general, los niños obesos tienen una pobre imagen de sí mismos y expresan sensaciones de inferioridad, rechazo y baja autoestima. La discriminación por parte de los compañeros desencadena en ellos trastornos conductuais que los llevan al aislamiento, depresión e inactividad.
Por otra parte, la obesidad en la adolescencia tiene repercusiones sociales y económicas en la vida adulta. ES así, que los adultos jóvenes con antecedentes de obesidad infantil tienen sueldos más bajos, y menor educación, lo que se da más en mujeres que hombres. La prevención de la obesidad infantil y adolescente parte de la casa y de la escuela, lugares donde se deben instaurar hábitos saludables de vida que contemplen una alimentación adecuada y equilibrada, así como el desarrollo de la actividad física.
ES importante que la medida que los niños van creciendo reciban las cantidades adecuadas de nutrientes, ya que es muy común que cuando comienzan a ingerir, además de sus comidas diarias, un alto contenido de grasa y azúcares libres, como patatas fritas y refrescos, estorban a subir de peso.
Otro factor ambiental que influye en la obesidad es el sedentarismo, ya que cómo me los comentaba antes, en la sociedad actual cambió la naturaleza de los trabajos y de las actividades recreativas. ES importante que se motive el deporte nos niños reduciendo las horas frente a la TV y el ordenador. En este sentido los padres pueden salir a caminar, andar en bicicleta o realizar alguna actividad física con sus hijos durante el tiempo libre.
Favorecer el tratamiento antes que la prevención es un error que ya cometieron muchos países desarrollados. En este sentido, la información sobre obesidad infantil, debe movilizar a los pediatras en la adopción de estrategias preventivas adecuadas y a las escuelas, para que desde lo marco educativo se desarrollen programas preventivos, ya que la infancia y la adolescencia son tiempos cruciales para la prevención.
Muchos de los factores que causan el sobrepeso y la obesidad pueden ser prevenidos o minimizados a través de estrategias educativas que promuevan estilos de vida y de alimentación más saludables. No se trata sólo del consejo individual ante un niño con factores de riesgo, las estrategias de prevención deben tener un carácter más universal, a través de la educación física, la educación de hábitos de vida saludables incluidos de manera transversal en los curriculos escolares, etc.
Sin embargo, aunque la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de Octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) introdujo la necesidad de la Educación Física en las escuelas, posteriomente consolidada con la LOCE, la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de Mayo, de Educación, actualmente en vigencia, reduce el número de horas de las clases de educación física a una o dos horas semanas en Primaria, dependiendo de la comunidad autónoma. Por otra parte, entre las competencias básicas señaladas en la LOE, la competencia en ?conocimiento e interacción con el mundo físico?, implica tanto en Primaria como en Secundaria a la Educacion Física para su desarrollo.

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