martes, 12 de febrero de 2008

El Constructivismo


1 comentario:

Orienta dijo...

Perspectivas tradicionales: Racionalismo y Empirismo.

Las perspectivas tradicionales acerca del origen y la adquisición del conocimiento son el racionalismo y el empirismo.
El mayor representante del racionalismo es Plantón que en el S.V a.C. escribió “La República”, en la que expone el “mito de la caverna”, según el cual encadenados a nuestros sentidos sólo podemos ver las sombras de los objetos proyectadas en las paredes de la caverna, porque nuestras cadenas nos impiden ver directamente los objetos. Según este enfoque no aprendemos nada nuevo, sino que usamos la razón para descubrir esos conocimientos innatos que yacen dentro de nosotros sin saberlo. Así, el conocimiento viene de las ideas puras del sujeto y no de la experiencia, que nos proporciona las categorías fundamentales del conocimiento.
El empirismo es una de las posiciones filosóficas dominantes para explicar la formación del conocimiento y se encuentra en el extremo opuesto del racionalismo, siendo, curiosamente, Aristóteles, alumno aventajado de la academia de Platón el que inicia la tradición empirista. Para él este origen del conocimiento estaba en la experiencia sensorial que nos permite formar ideas innatas a partir de la asociación entre las imágenes proporcionadas por los sentidos. Además creía que al nacer somos una tábula rasa aún sin imprimir y que es nuestra experiencia la que va creando impresiones sobre la tablilla, que al unirse acaban dando lugar a las ideas y constituyen el verdadero conocimiento. De esta manera, aprendemos mediante las leyes de la asociación: contigüidad (lo que sucede junto tiende a producir huella común), similitud (lo semejante tiende a asociarse) y contraste (lo diferente también se asocia). Estos principios del aprendizaje asociativo se han reformulado por filósofos como Hume y Locke, pero sobre todo por el conductismo, basándose en la llamada “teoría de la copia”, según la cual el conocimiento aprendido es una copia de la estructura real del mundo. Además hay que destacar la existencia de dos principios básicos que constituyen tanto el núcleo de los modelos conductuales como de las teorías del aprendizaje por asociación: el de correspondencia (lo que hacemos y conocemos es un reflejo de la realidad) y equipotencialidad (los procesos de aprendizaje son universales). Pero esta teoría deja sin explicar varios aspectos importantes: cómo se produce el paso del conocimiento del exterior al interior del sujeto, por qué muchas veces éste no se produce, por qué distintos individuos difieren en su comprensión de una misma realidad o cómo se forman conocimientos previos. En este sentido, encontramos un problema en el conductismo y es que sí que hay diferencia en lo que aprenden los animales y en la forma en que aprenden, y muchas más diferencias con respecto al aprendizaje humano. Esto hace ver que la idea de que nuestro conocimiento es siempre un reflejo de la realidad ya no es sostenible.
En cuanto a la formación del conocimiento debemos decir que por un lado, el empirismo destaca la influencia de los otros en la formación del conocimiento y, por otro lado, existe otro enfoque contrapuesto, el innatismo, que pone el acento en el sujeto afirmando la existencia en nuestra mente de conocimientos innatos sin los cuales sería imposible conocer. Lo que sí está claro es que el conocimiento es social, en la medida en que está distribuido entre los individuos y necesita de un medio social para transmitirse, pero tiene que ser adquirido por el sujeto.

Perspectiva alternativa: Constructivismo.

Frente a estas posiciones (racionalismo y empirismo), Piaget propuso una explicación según la cual el conocimiento es el resultado de la interacción entre el sujeto – realidad y donde al actuar sobre la realidad se van construyendo propiedades de ésta, al mismo tiempo que se construye su propia mente. A esta posición se le denomina constructivismo.
Piaget sostiene que el sujeto hereda una forma de funcionamiento que comparte con otros organismos vivos, y que consiste en la capacidad para adaptarse al medio y organizar sus conductas y la realidad exterior. Admite, pues, que el sujeto tiene unas capacidades innatas pero que éstas no incluyen conocimientos innatos acerca de cómo es la realidad.
Según el constructivismo, los progresos en el conocimiento se establecen a partir de su acción con el mundo, formando esquemas que le permitan actuar sobre la realidad de un modo más complejo que antes. De este modo, el sujeto es siempre activo en la formación del conocimiento, ya que tiene que construir tanto conocimientos acerca del mundo como sus propios instrumentos de conocer.